Percibo el sin sabor de dormir en soledad cuando no veo reposando junto a mí aquel perfecto conjunto de des-armonías abrazando alguna almohada,acurrucado y calmo como un bebé de pecho. Me doy cuenta, entonces, de lo amargo que resulta abrir los ojos al amanecer si al hacerlo no me encuentro con el resplandor de ese par de verdosos diamantes, del color de la resurrección, encendiéndome de amor. Mentiría si digo que no se me volvió una necesidad sentir la calidez de sus brazos, dulce abrigo del cielo, rodeando mi cintura desnuda al despertar..
Contrarios son los sentimientos que se encienden por dentro cuando yace junto a mí su cuerpo. Paso instantes eternos, en silencio, contemplando su calma mientras se encuentra perdido en sueños. ¡Es increíble! hasta dormido enceguece su fulgor.
Juego con su pelo, acaricio sus párpados con la yema de mis dedos y cuento uno por uno los lunares que posan sobre su piel aunque sea inútil, su espalda es una constelación. Entonces lo abrazo, cierro los ojos y sonrío.. Nada podría ser mejor que esa paz que me invade cuando a mi lado lo siento respirar.
1 comentario:
Me volas la cabeza..
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