-Bueno, me voy.
-¿A dónde te vas?
-A hacer algo de mi vida
-¿Esto no es parte de tu vida?
El silencio tajó el aire,
la falta de respuesta hundió el puñal dentro,
muy dentro,de mis entrañas.
Nos despedimos
y me encontré,
del otro lado de la puerta,
con la inexorable desilución
atravesada en mi garganta,
sin poder respirar.
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