3 de agosto de 2013

ego lapida amor.


Me apena pensar en lo que fué y no es, ni será; Las flores que no recibí, las cartas de amor que nunca me escribiste y los paseos que jamás dimos. El puente que nunca hubo porque siempre vos, siempre fuiste vos, tu propio abismo. 
Revuelvo, rejunto y pienso. Entonces todo se vuelve más claro y sórdido, porque resulta que ya no hay espejo, sino espejismos. Ya no el fulgor de lo que supiste ser, solo la sombra de lo que no vuelve. Ya no compartimos los amaneceres, estancados en cotidianos despertares. Ya no la caricia ferviciante, huís de mis manos frías. Ya no hay motivos y brotan por do quier tus errores bien vestidos de excusas. 
Ya no hay helados en la esquina de Rosales, ya no vueltas del sol sentados en un banco rojo cualquiera. Ya no soy risueña ni junto boletos como solía hacer un tiempo atrás, ya no me buscas. Ya no me haces sentir viva, tanto resucitar me lapidó junto con lo que fuimos. Ya no ese par de diamantes para mí, porque el sol del horizonte te cegó y es ahí donde te perdiste.. En el quizás, en el tal vez, en quién sabe dónde o qué falda en particular.

Y así los días pasan, los mundos se derrumban y yo acumulo promesas rotas por anticipado , llantos e infinitos "ya no" en la misma cajita donde antes, alegre y llena de expectativas, reposaba aquella cucharita blanca prometiendo un futuro que no es. 

1 comentario:

Gabriel I. dijo...

Leyendo tu post recordé algo que pensaba hace unos días... "el ego de los ex", que se refiere a que todo lo que el otro hace o dice es para uno/a, y nunca es dirigido a otra persona -o peor aún a NADIE-. El tema es cuando ese ego es inverso, cuando se encierra uno tan dentro de sí que no es capaz de ver más lejos de la nariz.