Siempre tuve la moneda en mi bolsillo y, crédula de lo que me decían sobre sus dos caras, nunca me detuve a observarla bien..Hoy la ví caer frente a mis ojos y, cuando la venda que los cubría desapareció, me dí cuenta que ésta siempre tuvo una sola cara, el reflejo de lo efímero:
La vida y, por consiguiente, la muerte.
Yo solía confiar en mi moneda, en la posibilidad de dar revancha que tenía el hecho de poseer más de una respuesta.. pero hoy, aunque desee con todas mis fuerzas que no sea así, la muerte le muestra sus dientes a mi fe.
(La tristeza me vino a visitar).
1 comentario:
y si dejamos de pensar en las dos caras de la moneda.. por qué pensar la fe y la muerte como algo separable? opuesto? ..
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